Cambia, todo cambia

Dice la canción "cambia, todo cambia" y es lo que una va constatando.

El año pasado escribí varios apuntes sobre ley de amnistía y también consigné algunos casos de violaciones a derechos humanos contra la población civil durante el conflicto armado salvadoreño. Algunos comentaristas insistieron en que dejara ya el tema, como Mogul, otros mostraron sus desacuerdos con mis posiciones, otros apoyaron y más de alguno se burló. Un comentarista muy apreciado, me dice: "vos y tus temas feyos...."
es inevitable.
Entiendo que el pasado sea ceniza, porque así se decidió. Pero mi sorpresa ha sido encontrar llamitas en esas cenizas y las he ido contando:

28 años han pasado desde la masacre del Sumpul, entretener el fantasma, Marianella, Masacre Las Hojas, dialogo Villalobos/Dalton, Amnistía = miedo, El pasado vuelve, Caso Paty Cuéllar, cuentas pendientes de la izquierda, ONU visita al país y pregunta por Desaparecidos, La Cayetana 1974
Ciertamente el ejercicio de contradicción me gustó porque una debe saber escuchar, tratar de enteder y a la vez argumentar y defender lo propio. Y mi tema son los derechos humanos de ahí que me resulte relevante y significativo recurrir en esto.
Cualquier salvadoreño que aspira a la presidencia, aspira a ser jefe del Estado de El Salvador, esto es, representarlo internacionalmente ¿si? en esa premisa coloco la preocupación. Resulta que sobre este país pesan recomendaciones y sentencia de organismos internacionales que exigen --por derecho-- que se deroge la ley de Amnistía (casos Jesuitas, Romero, Serrano Cruz) por ser ésta contraria a un tratado internacional (Convención Americana de Derechos Humanos). Llegue quien llegue al ejecutivo tendrá que darle cumplimiento a eso. Ineludible.
El asunto central es el siguiente: cualquier salvadoreño tiene derechos reconocidos, pero hay uno clave: el derecho a la justicia, es decir, tener acceso a reivindicar el resto de derechos ante un tribunal.
Pero en este país, tal derecho no es efectivo ni reconocido para las víctimas de la guerra y sus familiares y eso se debe a que la ley de Amnistía lleva 15 años de vigencia. Si bien la Corte Suprema de Justicia ya dijo que es inaplicable para este tipo de casos, las autoridades estatales y distintos presidentes en su calidad de "jefes de Estado" han sostenido ante organos internacionales que no pueden apoyar, impulsar o realizar investigaciones porque la ley de Amnistía no se los permite y porque hay que ver hacia el futuro y peligra la paz.
falso! pero la excusa política jode la certeza jurídica y esto es algo que como sociedad hemos aceptado.
Leí el programa del FMLN y sus líneamientos estratégicos aparentemente apuntan a enfrentar este pasado, lo que obviamente va mas allá del debate de esta ley. Sin embargo, en ese plan sólo hay palabras, en cambio al escuchar al candidato de ese partido se captan palabras e intenciones. No me importa que diga si pedirá o no la derogación de la ley. Me preocupa la forma en la que enfrentaría estos litigios y compromisos internacionales si llegara a ser presidente, especialmente, el Caso de Monseñor Romero.
La ley de Amnistía es incondicional y absoluta, extingue la responsabilidad civil. Bien podría repensarse este aspecto, muchas cosas pueden repensarse.
Parrafaseando a Alvaro Rivera, el escándalo no son los mitos y ambiguedades que hay sobre este pasado, ni la imagen social que se ha hecho de algunos víctimarios. El gran escándalo es que de hechos tan graves, un juicio nunca tuvo lugar.
Parece que estamos condenados a vivir de imagenes distorcionadas sobre la guerra, y a cartar ¡cambia, todo cambia!

Comentarios

Anónimo dijo…
Hay heridas que todavía sangran,
la mía está viva, cuando veo que un candidato a vicepresidente, dedica tres líneas de su discurso para pedir disculpas por los daños que pudiera haber causado durante la guerra.
Nadie del frente fue inhabilitado en la Comisión de la Verdad, hay horrores del frente que no se investigaron, y uno trata de sacar la cabeza y decir algo y la respuesta de todos incluidos defensores de derechos humanos condicionan a los intereses y conveniencia política del frente la ventilación de ciertos casos. Nunca será el momento, porque siempre habrá una justificación política: puede afectar electoralmente, estamos débiles y puede desmoralizar y un largo etcétera de justificaciones.
Me callo porque el poder lo tienen los que están en la asamblea, en las candidaturas, en las alcaldías que debieron ser al menos inhabilitados por la comisión de la verdad. Pero en ese momento tampoco convenía debilitar al frente, y no se podía denunciar.
Yo me he labrado mi vida en Canadá, y no huyo de la pobreza ni de la derecha sino de esos fantasmas y de esos señorones que ahora ocupan el poder.
La derecha no tiene más meritos, pero esa gente, esos hipócritas que ahora se presentan como grandes luchadores sociales se han encargado de restregarles en la cara casos como el mozote, las hermanitas serrano, monseñor romero, los jesuitas, las desapariciones y torturas de los 70 y mas, pero con que cara pueden mencionar la palabra víctima si tienen el pasado tapizado con personas del mismo nombre. VICTIMAS.