Sobre el 3 de febrero, mi querido profesor (Álvaro Artiga) dijo que GANA “lo tendría realmente cuesta arriba para ganar, pues necesita sumar alrededor de 700,000 votantes. Que pase eso, (…) suena muy complicado”. Y claro está, si nos basamos en su caudal histórico de votos, tal afirmación es correcta. Lo cierto es que, en rueda de prensa, representantes del Tribunal Supremo Electoral (TSE) dieron un dictamen preliminar:
“Con el 87,67 por ciento de las actas escrutadas el candidato de Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) obtuvo el 53,7 por ciento (1.254.207 votos); Carlos Calleja de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) 31,62 por ciento (737.412 votos); y Hugo Martínez del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) el 13,7 por ciento (321.274 votos)”
Sobre este evento electoral, hay sobrados memes, artículos, opiniones y mucho hígado derramado en las redes sociales. Previo a ese día, hubo una historia que parece salida de un talk show: unos se proclaman “buenos” y acusan a otros de “malos”; que si las viejas y las nuevas ideas; o bien serán “los de antes” vrs. los de hoy y quizá los del mañana; que la línea divisoria de derecha e izquierda se volvió borrosa; etc. En medio de eso, un pleito en la alcaldía capitalina, expulsión de Nayib Bukele del FMLN y llegó a un pleito de difamación en tribunales y con mal desenlace. Para terminar, hubo un debate sobre el debate. ¡En fin, toda una historieta!
Pero ya en serio, lo sucedido en estas elecciones es re fascinante a los ojos de cualquier analista: sistema de partidos, actores políticos (¿habrá renovación partidaria?), gobernabilidad, surge una nueva oposición (ARENA Y FMLN sumados a PDC y PCN), etc. En la academia habrá mucho por actualizar. Quisiera volver a esos ejercicios.
Sin embargo, la curiosidad académica no basta, el asunto también debe concernir a las preocupaciones ciudadanas y la primera que ha surgido es: ¿Qué gobierno se avecina? ¿Quién y Cómo nos pondremos al brinco en caso de que nos vayamos —como decimos por ahí— en la chicagüita?
“Los mismos de siempre”
En la posguerra, se configuró un sistema de partidos multipartidista (esto es, un sistema de varios partidos que ganan escaños a través de los votos) y además dos de ellos (muy fuertes) muy distantes entre sí lo hacían bipolar (¡y no bipartidista!) y aclaro que cuando se refiere a Sistemas de partidos, se trata de describir la interacción estos (puede profundizarse en este texto masgitral de Artiga: http://www.redicces.org.sv/jspui/bitstream/10972/2292/1/EL_SISTEMAPOLITICOSALVADORE%C3%91O.pdf
. Entonces, esta bipolaridad en El salvador reflejaba el hecho que ARENA y FMLN capitalizaron el clivaje tradicional heredado de la guerra: unos intereses y visiones encarnadas por los intereses derecha vrs. unas demandas y concepciones representadas por los intereses de la izquierda y sobre ello, los electores ejercían el voto.
En 30 años de gobiernos (20/10) vivimos esa dinámica, pero mucho ruido hizo el FMLN cuando ganó la Presidencia e hizo alianzas con partidos de derecha para poder gobernar y sus “dirigentes funcionarios” comenzaron con ciertas incoherencias del discurso y de la ética y la práctica (sin desmeritar, algunos avances en la agenda social). ARENA por su parte, pasó de ser gobierno a estrenarse como oposición y sin pena ni gloria. La lógica de entender el comportamiento y representación partidaria a partir de los clivajes mencionados se fue desgastando. (Un clivaje es la escisión que separa a los votantes en defensores y adversarios de un tema en particular, y los lleva a votar por un partido determinado, ver Lipset y Rokkan,)
Otro factor importante, en estos tiempos de tanta precariedad, han sido los dolorosos y vergonzosos casos FSF ( Flores, Saca, Funes) en los que: uno se murió de manera intempestiva, el otro “ganó” al negociar su justicia y el último huyó con la venia y apoyo de sus “compas”. Este lodo de impunidad descarada, lo salpicó todo, todo. Hay tantas necesidades muy sentidas y no cubiertas que ni un vaso de leche puede blanquear. Las élites políticas descritas gastaron la esperanza. La indignación sumada a la novela electoral fue directa –quizá—al cansancio.
Pero esto es un ciclo, normal, en las democracias y hay sobrados estudios. Ojalá y las elites políticas maduren, pero la ciudadanía debe dejar la historieta y mejor elevar la vista.
“El outsider Bukele”
Quizá sea preciso definir, qué se entiende (desde ciencias políticas) por un “outsider” y como en los últimos años ha ido en incremento este fenómeno y qué lecciones hay al respecto. Un “outsider” podría traducirse como un forastero respecto de la militancia real o pertenencia a partidos políticos e incluso a la participación tradicional en ellos (y en el poder a través de ellos). Son “personajes sin trayectoria política que, desde afuera de los partidos, se promueven como alternativas a las viejas dirigencias, alegando relación directa con la gente” (Malamud, 2003: 340). Son muy asiduos con las redes sociales y uso del mass media.
Es muy común que surjan en las democracias donde existe una tendencia caracterizada por: un sistema de partidos multipartidista o se encuentra atomizado (polarizado), el voto se encuentra fragmentado y/o la sociedad tiene poca confianza en los partidos políticos. ¿Suena conocido no? Hay toda una discusión sobre ellos desde que Fujimori (Perú) llegó al poder en los noventa y se les ve como una amenaza por terminar en situaciones como la de Chávez en Venezuela. Muchos se han caracterizado por ser populistas, con discursos antipolítica o anti partidos y además, ojo con esto, que al pretender ser distintos seleccionan técnicos y gente sin experiencia para ocupar puestos de primer nivel.
Muchos han llegado al poder representando “movimientos” o utilizando partidos débiles y no cuentan con fuerza legislativa (o es insuficiente) para gobernar y allí el escenario es democráticamente complicado.
En América Latina, ha habido presidentes outsiders: Violeta Chamorro (Nicaragua, 1990); Alberto Fujimori (Perú, 1990), Alejandro Toledo (2001) y Ollanta Humala (2011); en Venezuela Hugo Chávez (1998); en Ecuador Lucio Gutiérrez (2002) y Rafael Correa (2006); Paraguay Fernando Lugo (2008). Recientemente, Donald Trump (Estados Unidos), Mauricio Macri en Argentina, Emmanuel Macron en Francia, Silvio Berlusconi en Italia. Sin duda, estos casos nos van diciendo algo sobre el convencional modelo de representatividad que hasta hoy tenemos y su evolución.
Deshojando la margarita…
Pues bien, con el escenario más o menos montado y antes que comience la función y romperse una o dos piernas, hay que tomar nota y saber comer las ansias, pero sobre todo no dormirse para saber auditar este proceso de reacomodo y me coloco la siguiente lista de tareas y puntos a superar:
1. Reconfiguración responsable de la oposición (las élites partidarias deberán saber acomodarse al nuevo escenario y hacerlo de manera leal al Sistema político)
2. Constitución de un gobierno claro y competente (¡no más ensayos por favor! No mas nepotismo)
3. Transparencia en los recursos (porque acá está parte de la mecha del descontento)
4. Seguimiento a los casos existentes y futuros de corrupción
5. Procurar medidas económicas sensatas (y no de elites)
6. Claridad de que carajos se hará en materia de violencia
7. Sensatez en la política exterior y las relaciones internacionales
8. Los derechos humanos, la educación, salud y cultura como horizonte para el cambio.
9. Los partidos políticos en general deber re pensarse, no están dando la talla y no son suficientemente pluralistas, además revisar su ética como actores públicos.
10. Bukele (y quienes le acompañan) es una especie de amortiguador, una anestesia temporal porque ha sido el referente identitario del “castigo” o de la necesidad de cambios. Pero urge una propuesta política verdadera. El escenario de gobernabilidad requiere –como dicen los jesuitas— mucho discernimiento y así no acabar como los casos citados.
Y bueno, esta margarita muy amarilla y robusta tendrá más para deshojar, pero allí van algunas ansias.
Algunas fuentes interesantes:
Abad Cisneros, Angélica. 2012. ¿Qué es el neopopulismo? Replanteamiento conceptual para una investigación empírica documento de trabajo. Instituto de Iberoamérica. Universidad de Salamanca. http://americo.usal.es/iberoame/sites/default/files/abad_neopopulismo_seminarioinvestigacion_0.pdf
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