Pobre diablo

nota: No hay aún resultados definitivos en las elecciones legislativas. Escribo sobre una posibilidad

Una de mis mayores ansiedades electorales es la configuración de la Asamblea Legislativa[1], por ser esta fuente de muchas cosas: decisiones políticas que me interesan, la producción y reforma de leyes, interpretaciones auténticas de las normas, aprobación de la plata pública y mucho circo.

Vos vas a esa Asamblea y en los exteriores de sus instalaciones ves a alguien con cara de Juan Pueblo sentado en un arriate a los pies de un árbol que los salvadoreños llamamos “el palo de hule”, una especie de monumento a los lamentos. Adentro de sus instalaciones, podés usar el turbo ascensor o subir las gradas y en cada piso –asignado a cada fracción legislativa — ves gente esperando hablar con algún diputado “haciendo lobby” o rogando que hagan algo por la comunidad. Los diputados de la llanura tienen oficinitas, mientras los diputados de la Directiva tienen oficinotas. En el edificio anexo, la cosa es mas bonita, mejores instalaciones, acceso a las comisiones por área de prensa. Es el área fantasma, porque las comisiones no siempre se reúnen y al menos en el último año poco asomo hubo. Allí deberían colocar como rótulo “El silencio de los corderos”.

Pero si show querés ver, pues hay que irse al salón azul, a la zona que está destinada para la gente externa al ese órgano. El entretenimiento depende de la coyuntura y los temas a tratar.

Todo lo anterior, es al fin y al cabo lo externo lo que ves de una estructura burocrática. Con las elecciones del domingo pasado a una le entran las ganas por mirar las cosas desde otra lógica, ya no al órgano o institución, si no a lo que la Ciencia Política –en aras de explicar la lógica del poder—denomina “sistema de partidos”
[2].

En caso salvadoreño este sistema es multipartidista (polarizado)
[3] es decir que la dinámica de competición electoral se caracteriza por tener al menos tres partidos relevantes (lo cual se mide bajo la fórmula de número efectivo de partido Nf), con posiciones ideológicas diversas y la colocación de dos de ellos en los extremos del espectro ideológico (competición centrifuga).

En la práctica esto se traduce en la imposibilidad de los (partidos que están en los) extremos –por grandes que sean— de adoptar decisiones vinculantes por sí solos. Necesita de un tercero para ello.

Generalmente a este tercero se le atribuye un poder “de chantaje” pues sus votos son cotizados de cara a las estrategias de los partidos mayoritarios. Por eso es que antes había señalado que la tercera posición era una verdadera fresita del poder:
http://ixquic.blogspot.com/2008/04/tercera-posicin-la-verdadera-fresita.html


Esto tiene su lado positivo y su lado negativo. Eso depende de la cultura de las élites políticas de cada país entre otras variables. Por una parte, una configuración no mayoritaria a favor de un gobierno debería generar condiciones para hacer que el pluralismo (y la proporcionalidad propia de la legislatura) funcione a través negociación de agenda y entendimiento. Pero por otra parte, la existencia de “entendimientos” o alianzas puede generar verdaderas distorsiones que tengan efectos negativos en: la vigencia del Estado de Derecho y estimulación del clientelismo político (o sea corrupción). No sólo estas dos cosas, digamos que con ello comienza un dominó de penurias.

En la práctica, quiero referirme al partido de Conciliación Nacional –PCN— que suele ocupar la tercera posición. Este partido se autodenomina bisagra por ser, según ellos, el actor político que moviliza el estancamiento entre dos grandes bloques. En algún momento el PDC se ha visto beneficiado con esta lógica, pero ahora concreto sólo en Conciliación Nacional.

No haré valoraciones sobre el aporte del PCN a la gobernabilidad del país, sino el precio que se debe pagar por sus votos:

· Darles la presidencia de la Legislatura (que es un pequeño reinado de privilegios)
· Nombramiento irregular de su magistrado en el TSE
· Ceder ante las demandas de sus sectores representados, ej: buseros
· Perdonar faltas graves: como el pistolero de González Lovo y Francisco Merino
· El continuismo de su reinado en la Corte de Cuentas de El Salvador
· El reparto de puestos en Corte Suprema de Justicia
· Ceder ante sus chantajes: ellos no quieren adecuar la ley electoral al censo porque les afecta.

¿No es un precio muy alto? La calidad del quehacer de las instituciones de control (FGR. PGR, PDDH, CSJ, CC) ya es un indicador. Ya nadie es funcionario por mérito si no por conveniencia partidista…clientelismo!

Si la población de este país es como es, a saber, vota ARENA/FMLN mayoritariamente y casi parejo, mas un margen de gente que vota por partidos tradicionales previos a la guerra..entonces el brote de un tercero es inevitable. Frente a ese escenario mi pregunta es ¿debe ser siempre el PCN el que ocupe la tercera posición? No pueden haber otros actores que le impriman a esta lógica una mejor moral política??

Los gobiernos ya no le venden el alma al pobre diablo, si no al PCN.

*
tampoco visualizo como opción al PDC
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[1] El diseño institucional de las elecciones legislativas: 84 curules, 14 circunscripciones plurinominales ( 25/18/1, 7/1, 6/2, 5/1, 4/3, 3/5), formula “Hare + resto mayor”

[2] El sistema de partidos “es el conjunto de partidos en un determinado Estado y los elementos que caracterizan su estructura: la cantidad de partidos; las relaciones entre sí, considerando su magnitud como sus fuerzas relacionales y, en tercer lugar, las ubicaciones respectivas, ideológicas y estratégicas, como elementos para determinar las formas de interacción, así como las relaciones con el contexto en todos sus ámbitos.”

[3] Atendiendo a la cantidad de los partidos políticos existentes en un sistema político dado, se habla de multipartidismo, bipartidismo o partido único.

Comentarios

Anónimo dijo…
pcn

Je je

El mas corrupto partido salvadoreño y de lejos el mas claramente mercantil

Esa gente vende poder político al mejor postor.

Los países tienen los gobiernos que se merecen. Así que a disfrutar!

EL-v
El-Visitador dijo…
Ya en serio, parece que no te gusta el PCN.

A mí tampoco.

Por éso creo que el Estado debe reducirse a su mínima expresión: porque entre más poderes en más ámbitos tiene el Estado, más atractivo es para los mercantes del poder político, ergo, el PCN.

En un país donde no existiesen los subsidios (como los de transporte), ni las empresas del Estado, ni las nuevas instituciones basura (MARN, MARTE, END, MITUR, ISTU, DC, CONCULTURA, etc.).... ¿de qué moneda dispondría el PCN para dispensar "favores" a sus clientes políticos?

Entre más burrócratas y poder tiene el Estado, más posiciones, contratos y favores hay para repartir. Más ricos se hacen los mercaderes de la política, los PCN.

Pidamos más subsidios y más instituciones basura, y veamos florecer a los PCNs.
ixquic* dijo…
Sabés es que ya es hora de mayor decensia.

Me cansa esperar en vano para ver un cambio en la dinámica de poder en un órgano que es de máxima representación de los salvadoreños.
Anónimo dijo…
parece que el visitador quisiera que volvieramos a las cavernas, sin cultura, sin turismo (= esparcimiento). Que el PCN es basura, lo es y talvez cabrían epitetos mas fuertes para calificarlos, pero no seamos extremistas
El-Visitador dijo…
«que volvieramos a las cavernas, sin cultura, sin turismo (= esparcimiento). »


Ja ja. Anónimo cree que la cultura y el turismo los crea el Estado.

Claro. Es que antes que fundaran CONCULTURA y miTUR aquí nunca hubo nada de éso.

Lástima que no le avisaron a Alfredo Espino, Claudia Lars, Roque Dalton, ni Salarrué que lo de ellos no era cultura, porque no había burrócratas que certificaran lo contrario.

Lástima que todos los que alguna vez fuimos a la playa o a tomar chilate a Santa Ana durante el siglo XX nunca hicimos turismo porque nadie nos dijo que éso era turismo por medio de costosísimas campañas mediáticas compradas quemándose nuestro propio IVA.

Ja je. ¡Por gente como anónimo es que estamos como estamos!