Corridas maravillosas

Correr, correr. Eso toca para lograr cumplir con las metas que uno se traza. Hoy fue un día especial, de esos en los que hay que respirar profundo. Inició con ensayos de danza que duraron toda la mañana; luego hacer ajustes al vestuario, coser aquí y allá. Llegué a mi casa a lavar ese vestuario porque no sobrevivió al ensayo. Tenía que ayudar a ensayar a mi hija, le preparé todo pero la dejé sola, ella se quedó feliz.

Fui a las 5 p.m. a Metrocentro para comprar una entrada al Teatro Poma y ver al titiritero. Allí me encontré con medio mundo y pensé que entre platicaditas nunca llegaría a comprar esa entrada. Y cuando por fín llegué, me di cuenta que no llevé la cartera. Ah carajo! que bruta! y me regresé a la casa.

Cuando fui por segunda vez, había un tráfico del demonio a los alrededores de Metro, me costó encontrar un parqueo y por fín la compré. Ixbá me pidió unos zapatos y sorbete así que, saboreamos ese postrecito...

La fui a dejar y salí ajustada con el tiempo al Poma. Llegué cuando anunciaron la tercera llamada y apagaron la luz. Mi butaca estaba al centro en al tercera fila. Tenía que pasar encima de de un montón de gente y mejor me quedé parada. Tenía un cansancio, dolor de pies y sueño bárbaros! pero al iniciar el espectáculo me di cuenta que valía la pena, después de todo, "la vida es maravillosa".

El titiritero cerró con esa frase su función.

mañana "día de la danza", hay que bailar....
Quienes puedan ir al Poma ¡vayan!