Lánguida justicia

Es necesario, pues, que el público sepa quien manchó esa ropa, y que la diosa de nuestros códigos recoja, horrorizada, la venda; se ciña nuevamente los ojos y alce muy alto su balanza.
Entonces veremos de qué lado se inclina.....”
(Carlos Dárdano)

Encontré (¿o me encontró?) un Artículo de Guerra Trigueros escrito en 1935, denominado “Por la protección de la mujer”, en el cual critica la ley vigente de aquel tiempo pues observa que existen prácticas de trata, prostitución, comercio de drogas y al parecer esas actividades pasan por licitas y hasta pagan impuestos al Estado. Advierte que mientras el Estado acepte ese comercio, no se podrán eliminar esas prácticas.

En artículo critica a determinadas empresas que en la época comercializaban con el sexo de manera elitista, y estaban autorizadas por el Estado. Tanta es su indignación que escribió lo siguiente:

“Porqué todos –todos nosotros somos cómplices, por tolerar tales hechos. Y de ello hemos de rendir cuentas algún día-“(...) “La prostitución oficial con su inevitables consecuencias, trata de blancas, la rufinería creciente y el tráfico de drogas heroícas- seguirá prosperando en este país mientras no se organice la Liga Femenina contra la Prostitución; una organización dispuesta a conseguir de algún gobierno la declaración de nulidad absoluta, punible con veinte años de prisión, contra la explotación de casas de lenocinio”

Me dan unas enormes ganas de buscar la tumba de Guerra Trigueros y contarle que en pleno siglo veintiuno no existe una liga como la que él pedía, que muchos derechos le son reconocidos hoy a las mujeres y que existen todo tipo de organizaciones femeninas y feministas: desde las que promueven los derechos de las trabajadoras del sexo, las que rescatan a mujeres de este tipo de prácticas (como la trata) y las que rechazan moral y legalmente la prostitución.

Eso sí, las leyes que penalizan ese tipos de prácticas existen e imponen penas duras.

Lo que sucede es que el Estado que 1935 toleraba tales prácticas ahora le tiembla el pulso para procesar a corruptos, tratantes, rufianes que realizan estas prácticas. Para que esta gente tenga un negocio próspero necesita dos cosas: corrupción e impunidad.
¡Golpes de ciego! ¡patadas de ahogado! Así funciona nuestra justicia.
-----------------------
*me da rabia saber de casos en los que se dejan libres a esos crimianles.

Comentarios

Unknown dijo…
Es triste eso...

Qué dirían muchos... eterno retorno decía Nietzche...

Por cierto, de dónde conocés a mis papás?
Anónimo dijo…
Hola:

el tema es así en muchos lados. En Chile la trata de blancas es cada vez más dificil de controlar y evitar, y la prostitución no hay mucho que decir. De hecho un alcalde de una Ciudad de Santiago decidió cerrar algunas calles evitando el paso de personas que no eran de la comuna (esto a una hora en a noche), entonces las trabajadoras sexuales que se veian perjudicadas, no dudaron en agruparse y ser una voz activa dentro de toda la problematica.

Bueno, me gustaría invitarlos a visitar mi blog:

www.publicacionesgobierno.blogspot.com

gracias
cheqa dijo…
tremendamente conmovedor y nada caduco..

abrazos femeninos desde mi cheqa...
Anónimo dijo…
Además, resulta que algunas de las casas de citas pertenecen a militares o a gente asociada a las argollas doradas. Por eso nunca los detienen.

Poniéndonos moralistas, sobre el "autohotel" de Santa Elena, el que ordenaron a la Alcaldía de Antiguo Cuscatlán darle todos los permisos para abrir. Sí, ese: a mí me suena a otro de esos casos en que el dueño es alguien importante. Cierre de la moralina.