Los secretos del Ángel de la Guarda


El viernes pasado fui al teatro a ver “Ángel de la Guarda”, escrita por Jorge Ávalos, interpretada y dirigida por Naara y Roberto Salomón respectivamente.

Salí del teatro impresionada. Aunque la forma poética de las palabras era de buen gusto, la realidad que relatan sobrecoge a cualquiera. Naara me atrapó –como ángel, como muñeca, como Angélica (la niña abusada).

Escuché tantas frases, el Ángel cuenta la historia de Angélica y asegura que la niña en el juego es mas real y definitiva.


Claro! Es que los niños cuentan tantas cosas a través de esparcimiento. Por eso muchos psicólogos hacen uso de eso para analizar traumas y abusos.

La obra relata la historia de una niña que crece en medio del abuso de su padre y que se mira al espejo buscando las culpas en ella: tu cuerpo tan indigno e infiel! Se decía a si misma. Y el Ángel repite un par de veces: lo más terrible es soportable y lo eterno se agota en el instante menos esperado. Y claro que es así. Esas cosas te estremecen así.

El abuso nos marca para toda la vida, pero es superable si se dan todas las condiciones: denunciar y castigar al responsable, recibir un trato digno por parte de las instituciones que evalúan los casos, recibir apoyo familiar, apoyo psicológico y trabajar en el auto estima. Pero eso no sucede en la mayor parte de casos.

En el caso de la infancia víctima de abuso sexual, debe tomarse encuenta su condición: son más vulnerables, es decir, sufren un impacto mayor al que puede padecer una víctima adulta. Para comprender esto es necesario identificar los escenarios en los que éste hecho se da (el hogar, la escuela, la iglesia), sus características (por personas conocidas, por confianza, por considerarlos objetos), sus consecuencias y el rol de las instituciones.

Para referirnos a las agresiones de carácter sexual contra la niñez se utilizan diversos términos: violación, abuso, agresión etc. Pero legalmente existen términos precisos para diferenciar conductas sexuales ilícitas que tienen diferentes penalidades. Pero de manera general puede definirse como:

Una forma de violencia física y/o mental, por la cual el adulto
se aprovecha tanto de la confianza del niño como de su superioridad. El niño no
puede comprender la gravedad del hecho a causa de su ignorancia, es decir, no
está en disposición de dar su consentimiento o de negarse
libremente.”
[1]

Esta violencia comprende, una serie de contactos: físico directo, físico indirecto, violento y psicológico. Los abogados (as) –a veces– somos muy cuadrados para entender la formulación correcta de estos sucesos, por ejemplo, los delitos de abuso sexual contra la infancia están bajo un apartado del Código Penal en el que se protege la libertad sexual, ¿es así? Claro que no, los niños no tienen “libertad sexual” ellos no pueden decir si o no, es que no saben lo que sucede. En España por ejemplo, estos delitos están regulados para proteger la “indemnidad” es decir, la protección física y psicológica de un infante.

En realidad nuestras leyes no contemplan normas (sólo he encontrado dos) que protejan la situación de niños víctimas y testigos de delitos, esto supone que la niñez abusada, puede o es objeto de revictimización.

Cuando se consuma el delito, muchos infantes son sometidos a un proceso legal en el que “deben hacer público” lo sufrido, a través de una exposición detallada frente a sus familiares y posteriormente frente a funcionarios policiales y judiciales. (al menos tres veces) Existen diferentes niveles de ese sufrimiento y puede comprenderse desde los siguientes niveles:
  • Sufrimiento provocado por el abuso, sus secuelas inmediatas y de largo plazo. Es necesario que la víctima tenga atención legal, médica, psicológica y social de forma integral e inmediata.

  • Sufrimiento provocado por los operadores de justicia en el trato que brindan. Esto puede suceder por negligencias, pérdida de la empatía, impunidad, maltrato, indiferencia, retardación de justicia, etc. También suele darse por ausencia de protocolos de atención adecuados. Esta etapa, aunque difícil es necesaria, puesto que el aporte de la víctima en la investigación puede conducir a su reparación y a la justicia.

  • Sufrimiento provocado por todas las manifestaciones negativas que recibe de personas significativas o no para la víctima. Generalmente es provocada por familiares, maestros, la comunidad incluso los medios de comunicación.

    ¿Porqué pongo todo esto? Porque todo eso se me juntó en la cabeza al salir del teatro. He atendido estos casos, le he hecho de psicóloga con adolescentes, he visto caerse los casos en los tribunales. Hace unos años una amiga llevó el caso de un niño abusado por su abuelo en el que el juicio se anuló por negligencias y quedó impune. Y además, como soy madre soltera y trabajo fuera de mi casa, me aflijo mucho.

    Estas cosas no son remotas. Cuando tenía seis años, recuerdo que un empleado de mi papá me trató de besar en la boca, yo me corrí y me encerré en un cuarto. La verdad eso nunca me afectó, creo que ni lo procesé en mi cabeza, pero a ese tipo (hoy un señor) jamás le hablé. Me pregunto si lo habrá intentado con mi hermana o ¿con cuántas niñas más?

    Por si fuera poco y para no aburrir, el sábado me enteré de un caso de abuso en una conocida, una mujer muy buena gente e ingenua que no se merecía eso. Y entre ser psicóloga (que no lo soy), respetar los sentimientos de culpabilidad (ilógicos) y estimular a una denuncia, terminé conflictuada e impotente.

    ¿Será que le tenemos que recurrir a cuanto ángel de la guarda veamos para hacer públicos los casos de abuso sexual?

    [1] BESTEN, Beate. Abusos sexuales en los niños. Barcelona, España. Editorial Herder, 1997. p. 17

Comentarios

Anónimo dijo…
en el que el juicio se anuló por negligencias y quedó impune.

Siempre me he preguntado por que los jueces se dejan llevar más por formalismos, que por hacer justicia?
No se trata de sentenciar a medio mundo, pero siento que un 50% de nuestros problemas es a falta de 'sano juicio' del juez.
O no?
Me recuerda un poco al caso de la juez que hizo enfrentar cara a cara a una niña contra su agresor.
ixquic* dijo…
El tema de la justicia es delicado y la culpa hay que repartirla entre varios responsables.

Los casos se pueden caer por negligencias de la PNC. Nelson García, goza de su presunción de inocencia y está libre porque cuando lo detuvieron CON TODA LA EVIDENCIA los agentes le violaron sus derechos al permitir el manoseo de las pruebas. Cuando el caso se llevó ante el Juez, éste tuvo que valorar que las pruebas eran nulas (contaminadas) y asi quedó impune.

Las negligencias pueden ser de la Fiscalía. En los casos de violación, la víctima suele ser testigo también. Eso coloca su palabra contra el agresor y si no se ordenan y realizan los exámenes físicos correspondientes el caso se pierde. Muchos fiscales han perdido la empía con las víctimas y eso desestimula la acción de éstas. Un caso típico de negligencia fiscal fue el caso de Katy Miranda.

y Finalmente, los jueces. Ellos pecan de exesivo formalismo, ellos piensan en cuidar las formas legales de manera exagerada.

Piensan más en las garantías de los imputados que en los derechos de las víctimas.

El caso que tu mencionas, sucedió en el 2004, en Ahuchapán (caso Brenda), el Tribunal de sentencia encaró a la niña con su agresor y ella -con mucha valentía- lo señaló y contó todo lo que le hicieron de manera clara.

Sabés qué paso?

El honorable tribunal dejó libre al sujeto porque la única prueba era ese testimonio y no le pareció contundente, es más, dijeon que a la niña quizá la habían manipulado por la seguridad con la que habló (que según ellos no es usual en los niños).

Creo que hace falta incorporara garantías para niños víctimas y testigos, capacitar a los operadores de justicia en este tema de niñez....
Unknown dijo…
La obra está buenísima... yo la vi un día antes que vos. Dijeron que iban a hacer un forito después... pero todos estábamos impactados...
Anónimo dijo…
Felicitaciones desde España. Espero que hagan una gira por acá. También por estos lares hemos visto obras de esta temática, como El flautista de Hamelin o Celebración.
Mi interés por el tema radica en mi condición de sobreviviente de abusos sexuales.
En mi caso no lo revelé hasta bien entrada mi etapa adulta (a los 38) pero desde entonces trato de recuperar el tiempo perdido: he participado en programas de radio y TV, he salido en reportajes, he escrito un libro (Cuando estuvimos muertos) y puse en marcha una página web con foros en los que participan sobreviviente de todo el ámbito latino: http://forogam.loeda.net

Un abrazo desde Barcelona.
Joan.
ixquic* dijo…
Hola Joan:

Ya estuve viendo esa página que citas y algo sobre tu libro.

Yo le trasladaré tus felicitaciones al autor de esta obra.

Yo no he sufrido este tipo de abuso y admiro a la gente que lo supera y trabaja por ayudar a que otros lo superen. Ojalá alguna vez tenga acceso a tu libro.

A mí me ha tocado asistir a mujeres y niños en estas situaciones y una nunca está preparada para eso.

Yo le pasaré la dirección de tu foro a personas que sé que lo apreciarán,


Saludos!