
En realidad no se trata de un tema ajeno para quienes transitamos en las calles de San Salvador en las que se observan niños y niñas vendiendo productos con sus madres en los semáforos, buses y mercados. También están aquellos que a simple vista se ven solos, haraposos, drogados … Busqué información y encontré una investigación – vieja pero útil- de la Fundación Olof Palme (2000)[1].
Según esa fuente existen los niños que están en la calle, es decir que viven parcialmente en ella, cuentan con fuertes vínculos con la familia y la escuela, pero realizan su trabajo en las calles. También está la niñez de la calle, a saber, los que están permanentemente en ella y han perdido significativamente sus lazos familiares y con otras instituciones, como la escuela y la iglesia.
La niñez de la calle tiende a agruparse por necesidad y seguridad, al estar estigmatizados -como “huelepegas”, drogadictos, dragones, ladroncillos- son rechazados hasta por las instituciones encargadas de velar por sus derechos, como el ISNA.
Viven en la calle, un espacio físico que en estricto sentido, son aquellas que sean “ricas” en recursos para la sobre vivencia, cercanas al tráfico, restaurantes, entre otros.
Según la exploración que realizó la OLOF los hogares de procedencia de estos niños y jóvenes son de familias uniparentales, con madres jefas de hogar, con diferentes padres de sus hijos, insertos en actividades informales, típicas de sub ocupación, dinámicas familiares alteradas (violencia), residiendo en tugurios.
Es notable que la niñez que proviene de hogares pobres, desintegrados y violentos parece estar condenada a encontrar su “ambiente“ en la calle. Al buscar la “sobrevivencia” en la calle, encuentran un acceso directo con las drogas, volviéndose adictos a la pega de zapatero o al crack, al punto de que se les ha estigmatizado como tales.
Aunque se incrementaron los controles de la pega de zapatero en 1998, resulta que la inclinación de éstos a la pega es su efecto de quitarles el hambre y el frío. La adicción al crack es mayor y los conduce a delinquir para poder costeárselo. Las fuentes de sus ingresos económicos son: la mendicidad abierta y disfrazada, el robo, venta de servicios y prostitución infantil. En algunos casos ya forman parte de redes de distribución y venta de droga. La mendicidad es una fuente de ingresos que funciona hasta los doce años, ya que despiertan lástima y simpatía pero cuando eso ya no funciona, utilizan las otras formas de ingresos.
Luego de leer estas cosas, tome la Convención de los Derechos del Niño, el Art. 18 dice: “Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el desarrollo del niño, los Estados partes prestaran asistencia apropiada a los padres y a los representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la crianza del niño y velaran por la creación de instituciones, instalaciones y servicios para el cuidado de los niños”. Que disparidad!
Hay un hecho innegable aquí: se trata de niñez. Si observamos más en la calle también hay ancianos… este es otro tema, pero tiene en común algo: ¿Qué hacemos las personas adultas por estos grupos que no pueden defenderse por si mismos? Al final de cuentas, la responsabilidad es tanto el Estado como la sociedad.
Personalmente, he de contar que ya he sido víctima de sus fechorías, uno de ellos estuvo apunto de ahorcarme si no le daba dinero mientras otro golpeaba el parabrisas… horrible.
Finalmente encontré los elementos de sobra para mi trabajo, pero también logré entender cosas que luego de esa mala experiencia antes no podía comprender. Le pedí a un joven que posara para mi cámara y se molestó. Luego regresó y me dijo: vaya pues.... y Ahí lo tienen, hasta me sonrrió. Ignoro si lo ofendí y no entiendo porqué cambió de parecer. Otro día lo intenté con un niño y le dio risa y un contundente NO, a mí no me gustan las fotos.
[1] Fundación Olof Palme, Save The Children, autor: Ricardo Quiñónez, “Los derechos al revés: niñas y niños en situación de calle”, 2000.
Comentarios
Creo que donde estemos debemos de pensar en apoyar a nuestros muchachos de la calle. Los blog podriamos crear algo o ir a algun lugar donde apoyan a estas criaturas.
Muchas veces es dificil entrar a esta idea cuando te han dañado (casi ahorcado) personalmente.
Una cosa es muy clara: Es responsabilidad de la sociedad tanto como del estado en hacer algo.
Gracias por traer a "luz" algo que esta a la vista de todos y que a veces no vemos.
La naturaleza humana suele señalar a otro u otros responsable y nunca ve que todo comienza del interior de cada uno.
saludes
Anónima: ¿llevarme uno a mi casa? Me encantaría. Pero no es así la cosa.
Es un asunto de política y responsabilidad compartida: El Estado apoyando y generando condiciones para las familias más pobres (y según la Constitución asumiento de lleno la responsabilidad de la niñez que no tiene padre, no madre) y las familias responsabilizándose en tener los hijos que pueden y hombres y mujeres a ser responsables con ellos. y todos denunciando los abusos...
porqué relegarlos en la miseria?
de a poco, pienso, comenzando individualmente, hasta llegar a consolidar talleres, exposiciones de fotos, promover que se incluya en la educacion inicial (12 años) etc. para poder cambiar y realmente ayudar, sin esto, es dificil que haya continuidad, como los Noviembres de cada año que cuento para celebrar mi existencia.
es que es cuestion del interior, alli donde solo soy yo.
gracias por tu visita
saludes