El destino


Visité el blog de la Dientecillo de León y leí una frase de un tal “Fuji” que me gustó. El decía, quien sabe porqué, lo siguiente:

“También me propongo a superar a la astucia del destino”.

Ahh qué frase. De golpe se me vino una historia, la de mis tíos paternos. Un par de ancianos que están sordos y viven sus días en paz, jubilados. Sólo tuvieron dos hijos varones: Tony y Carlos.

A penas me acuerdo de ellos y sólo puedo imaginar sus rostros borrosos. El mayor, Carlos, se integró a la guerrilla, se fue a la guerra. A veces hacía visitas, llegaba disfrazado o enviaba cartas. El menor, salió de bachiller en 1983, creo, del Externado San José y en diciembre de ese año salió de su casa al correo. Nunca regresó, no ha regresado de poner una pinche carta.

Con mi hermano menor y mis papás estábamos en el D.F. México cuando nos avisaron. Mi papá se descompuso y mi mamá se puso a llorar y no nos querían contar. Nos regresamos inmediatamente y nadie dijo nada el trayecto. Sólo recuerdo la cara desencajada de mi tía cuando llegamos a verla, la que no se le quitó en años.

Pero la vida sigue y de hecho, siguió. Desde ese día se quedaron sin hijos. Hecho confirmado en 1985 cuando les comunicaron que Carlos había caído en combate en Usulután.

Días antes de la desaparición de mi primo, en la colonia se descubrieron algunas casas que eran controladas por las FPL. Llegó la guardia o los soldados (¿como saberlo?) y mataron a la gente de una de esas viviendas, para variar recuerdo a la perfección esos cadáveres. Pero en la otra, un grupo de jóvenes prefirieron quemar lo que allí había –incluida la casa- e intentaron huir. Mataron a varios.

Lo curioso es que la casa de mi tío era la que colindaba y esos muchachos de la FPL terminaron allí escondidos. Una mujer en un closet y el otro no recuerdo. Llegaron los soldados a catear y mis tíos aseguraron que no había nadie allí. Entraron pero no revisaron ese closet ni otros lugares y se fueron, no sólo de esa casa sino de la periferia.

Mi tío los disfrazó, hasta les dio un portafolio de ventas de seguros o algo de pinturas (no lo sé) a uno de ellos y así salió y se fue. Jugársela así por otra persona, desconocida, sólo tiene una explicación: que esperaba que otro hiciera eso por su hijo guerrillero.

Después de la firma de los Acuerdos de Paz, ellos recibieron una llamada de una mujer que dijo ser la ex compañera de Carlos y les dijo que quería conocerlos. La sorpresa fue que esta mujer llevó con ella a su hijo ¡un nieto! hijo de su hijo. Estaba chiquito, pero era un fotocopia del papá. Hoy es un universitario (y me arregla la compu). Estos señores, se sintieron compensados con creces.

Finalmente, esta historia la volví a escuchar por casualidad una noche en una tertulia en 1999, cuando el esposo de una compañera de trabajo comenzó a contar que él había militado en las FPL y cómo se había librado de la muerte, gracias a un señor. Nos pusimos a “atar cabos” y nos dimos cuenta que era mi tío. Desde entonces se mandan saludos conmigo.

Definitivamente, el destino es astuto ¿qué le vamos a hacer? es como el sol, ha estado y seguirá allí, a pesar mí y mil veces mí.


Me da luz, pero también me quema.


(tengo sueño....)
cambié la foto, ayer puse otra por error..)

Comentarios

Anónimo dijo…
Tenía meses de no visitar tu sitio y cada vez me gusta más. Los temas me llenan e ilustran y las fotos me dan más curiosidad. Y tu hijita?
Saludos,
N.
Unknown dijo…
wow! esa si es una forma astuta de escapar del destino que les esperaba!

Hay historias por demás increíbles y fascinantes que nunca quiza escucharemos.-

Lo de Fuji es por una frase en mi perfil.

Por cierto, quiero agradecerte con toda mi alma, you know why... de verdad, eres increíble!! Gracias.