Clica 12

Tras una conferencia de prensa, 12 diputados de ARENA pusieron de manifiesto sus desacuerdos en torno a decisiones excluyentes de la cúpula de ese partido. El desacuerdo puede ser una legítima demanda de participación de un sector determinado tras una discriminación deliberada de las autoridades partidarias o bien, puede ser un reclamo de la tajada del pastel (lo que implica una cuota de poder partidista).

No es la primera vez que pasa en ese partido, aunque antes no se observó una movida tan tajante: “Nosotros no tenemos todavía una definición sobre la situaciones aquellas de la que vamos a votar de manera diferenciada de nuestro grupo parlamentario, pero queremos enviar un mensaje muy claro a la población que va a ser en aquellas situaciones que beneficien a la mayoría de la población salvadoreña
Esa frase llama la atención, pues más bien parece una amenaza velada. ¿Cuándo Guillermo Gallegos ha colocado el interés general por encima del partidario? El mensaje correcto es “señores del partido sin doce votos su oposición legislativa se debilita”.

Los partidos políticos son en realidad estructuras que da gusto observar más allá de las subjetividades que desborden. Aprovecho la ocasión para reflexionar sobre la democracia interna en los partidos políticos, un punto que me parece de suma relevancia.

El tema ya lo he abordado en: Partidos Políticos democráticos parte I y Parte II . Siempre he pensado que en el país tenemos una democracia enana en la medida que cuenta con partidos que, por una parte la legitiman pero a la vez no tienen vocación democrática. Basta con observar sus pautas de regulación y funcionamiento interno. Eso se observa en todos aunque cada partido con su variedades o sello propio.

La democracia sigue siendo un reto en los partidos políticos, las bases siempre están relegadas y debe confiar ciegamente en el criterio de los tecnócratas y líderes.

Quisiera destacar que frente a un partido hay diversos niveles de vinculación (formal, racional o sentimental): sus funcionarios y líderes partidarios, los militantes, simpatizantes y electores. Más a la de estos está la ciudadanía que dicen representar y allí hay un punto.

Los partidos deben ser transparentes, incluyentes y ejercer la representación ofrecida pues de lo contrario la distancia entre organizaciones partidistas y ciudadanos se incrementa. En definitiva, si se quiere mejorar la democracia hay una importante clave en el funcionamiento interno de los partidos y su manera de vincularse con las instituciones y con los ciudadanos.

Conozco opiniones adversas a la idea de la “democratización interna” porque los partidos excesivamente democráticos pueden ser ingobernables. Sin embargo hay que añadir que partidos no democráticos afectan la confianza ciudadana y la calidad del sistema. Las formas aquí si importan. Por eso me llama la atención que a pesar de la noticia de los doce rebeldes, sus amenazas y peticiones, la reacción de Felix Cristiani ha sido muy inteligente al no polemizar desde el inicio.

¿Qué pasará? No creo que un partido tan disciplinado produzca outsiders en masa, pero me puedo equivocar. Lo que me parece una buena jugada es que siendo ARENA un partido de oposición que tiene como principal arma política su cuota de curules parlamentarios, estos doce tipos si pueden hacer uso poder de chantaje frente a su partido.

Si tuviésemos una ley de partidos políticos algunas cosas podrían garantizarse al interior de estas estructuras. Para democratizar, hay que abandonar la idea de la homogeneidad y entender que los humanos somos diversos, de ahí que el pluralismo debe ser una regla transversal en los procedimientos internos. Esto implica también incluir el criterio de competencia, garantizar la libertad de expresión y la libertad de elección para sus miembros, los afiliados deben tener parte en la formación de la voluntad partidista, así como ejercer el control político.

No se puede jugar con las reglas de la democracia para acceder al poder, si internamente tales reglas no son cumplidas. Obviamente esto no sólo tiene que ver con todos los colores del espectro político y las “clicas” que llevan es su interior.

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