La “capacidad de olvido” que Gilberto Aguilar Avilés atribuía a la idiosincrasia salvadoreña sin duda es una característica lamentable. Jorge Cáceres Prendes.
Leí esa cita en un artículo académico que publica un medio electrónico y me gustó mucho. Es que me sumo al lamento. La capacidad de olvido que tenemos las personas salvadoreñas nos conduce una y otra vez a validar (a través de la indiferencia) las decisiones de los políticos.
Hace nueve años, la recién instalada Asamblea (2000/03) eligió a Ciro Cruz Zepeda como presidente de la Legislatura salvadoreña. Este vividor de política llevaba para entonces nueve años siendo diputado (desde 1991) período en el que fue Vicepresidente de la Asamblea y secretario de la junta directiva.
Antes de entrar a la legislatura fungió como Presidente de la Corte de Cuentas, pero la legislatura lo destituyó (durante la presidencia de D´abuisson) por sospechas de corrupción. Ahora en 2009 Zepeda presidirá este órgano de Estado (con los privilegios que eso tiene....)
¡Vaya cosas! El órgano que lo destituyó hoy le hace el honor de gozar de su conducción en la actualidad.
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