Desenredando mis nudos

La semana que finaliza ha sido intensa. Hubo una revuelta de opiniones, sentimientos y expectativas expresadas en diferentes espacios públicos y privados sobre el proceso de pacificación salvadoreño. Cada cual, con propia lectura.

Pero también fue un momento propicio para poder revisar la historia de una forma desapasionada y por ello, quizá pesó el desencanto. Fue chocante escuchar a Felipe González hablando del país en calidad de hombre pacifista aunque reconociendo complicidades colaterales en la guerra. Trascendió un caso grave de ejecuciones extrajudiciales y torturas realizadas por un loco dirigente de las FPL y que nadie fue capaz de detener oportunamente. Peor es leer cómo los ex encargados de este loco, se limitan a reconocer “que estaba loco”. ¿Habrán escuchado: responsabilidad por cadena de mando alguna vez? (pregunta válida para los milicos también)

También el 16 de enero, la memoria del corazón de familiares de las víctimas que murieron en la guerra, los trajo al presente. Algunas personas, siguen esperando o justicia o verdad o que alguien les cuente qué y porqué pasó. Gracias a dos lectores de esta bitácora entendí que, de alguna manera, también sobreviví a la locura.
Antes cuando se hablaba de ganadores y perdedores sabíamos que tales calidades las ostentarían la guerrilla o la Fuerza Armada. con la firma del Acuerdo de Chapultepec, se dijo que nadie ha perdido y que todos ganamos. Mentira, los que firmaron ganaron (ganaron impunidad); en cierta medida la sociedad también ganó. Pero hubo perdedores, estos familiares por ejemplo. Los lisiados también.

El pasado vuelve, si vuelve.
Para no variar, el jueves hubo un fuerte temblor el cual confundí con la vibración de mi cuerpo, pues estaba en plena clase de bellidance y hasta que mi hija esta prendida a mí entendí lo que pasaba. Tuve que ir a comprar el respectivo sorbete de consuelo.

Me duele el cuerpo, mis empeines, las ingles, la espalda y poco los brazos. Por mas que preparo el cuerpo antes de una clase de danza, termino como si me hubieran dado una paliza... pero es rico, es físico. Estuvimos trabajando unas cargadas (y la cargada era yo) buenísimas, me gustan los riesgos aunque luego tengo dedos marcados en el cuerpo. Digamos que son masajes, pues.

Pero hoy me sacude otra cosa. A mi papá lo operarán el 24, me preocupa y me distrae del mundo (tengo un hoyo en el pecho). La semana que viene es muy importante para la labor de la institución en la que trabajo tambien, sin duda será otra semana intensa.

Comentarios

Anónimo dijo…
Dichosas a las que se les pasa el susto con un sorbete. ñomi-ñomi.

En cuanto a lo de tu padre, sigo sin poder decir algo atinado. Ánimo y esperanza, es lo que te deseo.